Anecdotario

Curiosas anécdotas de diferentes personajes históricos

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La dudosa autoría de las novelas de Alejandro Dumas (padre) 

Alejandro Dumas (padre) sembró un mar de dudas a su alrededor sobre la verdadera autoría de muchas de sus novelas. Muchos fueron los que dijeron que se nutría del trabajo de otros en el taller de literatura que había creado.
En cierta ocasión se encontró por una calle de París con su hijo, con el que no tenía una muy buena relación y le preguntó a éste:

-¿Qué? ¿Has leído ya mi última novela?

-Sí, la he leído. ¿Y tú? ¿La has leído ya?- respondió Alejandro Dumas (hijo)




Alexander von Humboldt y el loco

El geógrafo, naturalista y explorador prusiano, Alexander von Humboldt tenía un curioso interés por conocer a alguna persona que estuviera loca. Un día un psiquiatra amigo suyo de París, especializado en trastornos mentales, le prometió organizar una reunión con uno de sus pacientes en la próxima ocasión en la que el naturalista visitase la capital francesa.

Llegó el día señalado y Humboldt se encontró en un restaurante con su amigo que iba acompañado por dos hombres: uno prudente, educado y parco en palabras que apenas abrió la boca para decir nada y otro excesivamente extrovertido, excéntrico en la forma de hablar y vestir y con un toque de dejadez, que charlaba incesantemente.

Al final de la comida Humboldt se acercó a su amigo médico y le comentó emocionado:

«Me encanta tu loco. Me divierte muchísimo» señalando al segundo hombre.

«Pero es el otro el que está loco» respondió el médico, «El hombre al que te refieres es el señor Honoré de Balzac»



Los honorarios de Sócrates 

Cierto día, un rico ateniense encargó a Sócrates la educación de su hijo. El filósofo le pidió por aquel trabajo quinientos dracmas, pero al hombre le pareció un precio excesivo.

- Por ese dinero puedo comprarme un asno.

- Tiene razón. Le aconsejo que lo compre y así tendrá dos.



Precaución ante los bandidos 

El filósofo francés, Ernest Renan andaba con los preparativos de su próximo viaje a Palestina, cuando un buen amigo le advirtió de los peligros del lugar:

-Cuidado Ernest, hay muchos bandidos por allí. Creo que deberías llevar contigo un fusil, por si acaso.

-¿Para qué? ¡Los bandidos me lo robarían!





Valery y las musas 

El filósofo y poeta francés, Paul Valery, era una persona bastante desgarbada y que no le prestaba una atención especial a su imagen.

Cierto día, se le acercó una joven que le dijo:

-Su aspecto no hace pensar para nada que usted sea un elegido por las musas

-Tiene usted razón, señorita- replicó en voz baja y con tono misterioso -Es que yo soy de la poesía secreta.



La mejor hora para comer, según Diógenes 

Conocido era el desprecio que sentía Diógenes de Sínope por las convenciones sociales. Tanto que, ello le llevó a vivir en el interior de un tonel.

En cierta ocasión, uno de sus discípulos le preguntó:

-Maestro, dinos ¿a qué hora se debe poner uno a comer?

Y Diógenes respondió:

-Depende, si eres rico puedes comer cuando quieras y, si eres pobre, siempre que puedas.




El desaprovechado talento de Da Vinci

Cuenta más de un libro de historia que, en su lecho de muerte, Leonardo Da Vinci no dejó de repetir la siguiente frase:

- He pecado de ingratitud. Dios me dio talento y no he sabido aprovecharlo.



El precio de los cuadros de Picasso

Al famoso pintor malagueño le encantaba recibir visitas en su casa del sur de Francia, y todas se sorprendían por lo mismo, ya que no tenía colgado ni un solo cuadro suyo.

 -¿Acaso no te gustan tus punturas?- le preguntaron

-Me encantan- respondio Picasso -El problema es que… Verás, no puedo permitírmelas.





Noël Coward y el destino

Una vez, un periodista planteó al dramaturgo y guionista de cine Noël Coward si creía en el destino y en la influencia que según algunos ejerce la posición de los astros en el ser humano.

-No creo en la astrología- respondió -y las únicas estrellas a las que puedo culpar de mis fracasos se pasean ante mis narices sobre el escenario.



Los mejor dotados 

Durante el Renacimiento, frecuentes eran las discusiones entre florentinos y venecianos en las que unos y otros intentaban demostrar que eran mucho mejores en todo.

En cierta ocasión, una discusión derivó hacia los atributos sexuales de florentinos y venecianos y de quienes de los dos estaban mejor dotados.

En el fragor de la discusión, el escritor y humanista de origen florentino, Poggio Bracciolini contestó al ser consultado:

- Evidentemente, los hombres mejor dotados son los venecianos, puesto que su miembro viril tiene tal longitud que cubre enormes distancias. ¿Cómo se explica si no que, cuando permanecen varios años a cientos de millas de su hogar a causa de sus viajes por mar, se encuentren a su regreso que son padres de dos y hasta tres criaturas?



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