Anecdotario

Curiosas anécdotas de diferentes personajes históricos

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Fuente de inspiración

Durante una entrevista al celebre compositor estadounidense Cole Porter, el periodista le preguntó sobre qué era lo que más inspiraba al músico o si tenía algún ritual para convocar a las musas.

Porter contestó:

-Mi única fuente de inspiración es una llamada telefónica de un productor. 




La casera de Halbe

En sus años de juventud, el escritor, novelista y dramaturgo alemán, Max Halbe tenía serias dificultades para pagar el alquiler del estudio en el que vivía.

La casera era una mujer paciente pero, un día, ya no pudo más y le dijo:

-Señor Halbe, si no me paga ahora sentiré tener que pedirle que se marche

-Mi querida señora, por favor, ¡no lo haga!- contestó muy afectado -Deje que le sugiera otro castigo: súbame el alquiler.



La necesidad de conocer a tu ídolo

El polifacético escritor, periodista y activista político de origen húngaro, Arthur Koestler no entendía la necesidad de algunas personas de conocer personalmente a sus ídolos.

Cierto día, tras ser saludado fervientemente por un admirador, Koestler comentó:

- Es como si te gusta el foie y ansías saludar personalmente a la oca.






Borges y los caníbales

En una entrevista, en Roma, un periodista trataba de poner en aprietos a Jorge Luis Borges. Como no lo lograba, finalmente probó con algo que le pareció más provocativo:

-¿En su país todavía hay caníbales?

-Ya no -contestó Borges, -nos los comimos a todos. 



El realismo de Rembrandt 

El burgomaestre de una pequeña población flamenca le encargó un retrato a Rembrandt. El pintor holandés aceptó el encargo de buen grado.

Trabajó durante unos días en dicho retrato y cuando el hombre fue a buscar el cuadro quedó disgustado con el resultado final. Veía poco realismo en la obra del pintor, por lo que pidió al artista que lo retocara.

El artista aceptó rehacer su obra e instó al burgomaestre a recoger el cuadro unos días después. Llegada la fecha acordada, el cliente entró en el estudio del pintor y llamó su atención una moneda que había en el suelo. Con disimulo se agachó a recogerla, pero no pudo, ya que había sido pintada por  Rembrandt.

El hombre comprendió la genialidad del pintor y se llevó el cuadro a su casa sin tan siquiera mirar si el resultado final era de su agrado.



Autógrafo corporal

Pablo Picasso se encontraba descansando en una playa del sur de Francia cuando se le acercó un niño con un papel y éste le pidió un dibujo dedicado.

El pintor rápidamente se percató que el pequeño había sido enviado sibilinamente por sus padres con el fin de conseguir una obra suya gratis.

Picasso se deshizo del papel y pintó el autógrafo en la espalda del crío.

Días más tarde, en una reunión entre amigos relató lo sucedido y comentó entre risas:

-Me gustaría saber si lo han vuelto a lavar…





Moroso con todos

Una tarde se encontraba en su estudio el pintor James McNeil Whistler cuando alguien llamó a su puerta. Éste se acercó a abrir, y descubrió con desagrado que se trataba de un acreedor.

-Pase usted. Pase. ¿Le apetece una copa de champán?

El hombre se quedó clavado en la misma puerta y mirándolo fijamente le espetó:

-¿Cómo es posible que pueda usted permitirse recibir a las visitas con champán, si no es capaz de satisfacer sus deudas?

-Ah, no se preocupe. Le aseguro que el champán tampoco lo he pagado





Diferencia entre desgracia y catástrofe 

En cierta ocasión, le preguntaron al Primer Ministro Británico Benjamin Disraeli sobre la “diferencia ente una desgracia y una catástrofe”:

-Lo entenderá usted enseguida: Si Gladstone* cayera al río Támesis y se ahogara, eso sería una desgracia; pero si alguien lo sacara del agua, eso sería una catástrofe.

*William Ewart Gladstone era el rival político de Disraeli.






Lo que molestaba a Cánovas

El presidente del Consejo de Ministros, Antonio Cánovas del Castillo, recibió a unas mujeres que fueron a pedirle un favor, al mismo tiempo que que éstas se disculpaban por ello:

- ¡Ay, don Antonio! Debe usted de estar harto de nosotras, porque no dejamos de pedirle cosas.

El político, conocido también por su fina ironía, contestó:

- Señoras, a mí las mujeres no me molestan por lo que me piden, sino por lo que me niegan. 





Escritor de buenas comedias

Recibió Jacinto Benavente la visita de un conocido suyo. el cual no tenía gran éxito como dramaturgo.

Durante el recorrido por la casa, el  invitado quedó asombrado por la amplia biblioteca que poseía el premio Nobel y exclamó:

- ¡Vaya don Jacinto! Con tantos libros ya se pueden escribir buenas comedias.

Benavente le respondió agudamente:

-Pues adelante, amigo mío, están a su disposición.


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